El iluso
caballero
Desde hace 400
años, hay un caballero andante en la literatura mundial que, de hecho, no lo
es: Don Quijote de la Mancha, el Caballero de la Triste Figura, que vive
aventuras donde no las hay. Toma a molinos de viento por gigantes, rebaños de
ovejas por ejércitos enemigos, toneles de vino también por gigantes, posadas
por fortalezas y a una sencilla campesina por su distinguida señora. Don
Quijote es víctima de su pasión literaria, de su exagerada afición por leer
novelas de caballería. Todos los niños conocen al menos uno de sus numerosos
episodios; enfrentarse a molinos de viento, por ejemplo, existe hoy en día como
expresión. Pero, ¿Qué hace a esta novela, supuestamente cómica y de más de 1000
páginas, estar considerada no sólo como la obra maestra de la literatura
española, sino también haber sido confirmada como mejor novela del mundo por el
instituto Nobel en 2002? Son sus distintos niveles de narración, relacionados
entre ellos de forma magistral y de entre cuyos renglones se desprende cierta
sabiduría, junto a una acertada parodia y el monumental inventario de temas y
de personajes lo que convierten a la obra de Cervantes en novela universal en
el mejor de los sentidos. Don Quijote fascina a toda persona dotada de
fantasía, que se evade con libros o películas, si bien la obra muestra al mismo
tiempo lo cómico que puede llegar a ser esta forma de huir del mundo.
Ideas
fundamentales
- Cervantes escribió Don Quijote de la Mancha
durante uno de sus varios periodos de encarcelamiento, logrando publicar la
novela en el año 1605.
- La obra fue un éxito de inmediato y poco tiempo
después de su publicación comenzaron a circular varias ediciones.
- En 1615 Cervantes añadió a la novela una segunda
parte, donde se relatan nuevas aventuras del Quijote.
- La obra gira en torno a la figura del avejentado
hidalgo Alonso Quijano, un apasionado lector de novelas de caballería.
- Este tipo de lectura influyó tanto al hidalgo,
que un día decide convertirse en caballero andante, a pesar de que para
entonces semejantes personajes habían dejado de existir.
- Al principio solo, y más tarde en compañía de su
escudero Sancho Panza, se lanza bajo el nombre de Don Quijote a cabalgar por el
mundo en busca de aventuras.
- Don Quijote proyecta sus deseos de aventuras
caballerescas a la sosa realidad.
- En total serán tres las veces las que el
caballero salga en busca de aventuras. Pero cada vez solo conseguirá regresar
con un par de moratones y ser burlado por la gente.
- Sus amigos, un cura y un barbero, intentarán
convencerle de que regrese a casa.
- El plan solo funcionará cuando otro amigo,
disfrazado asimismo de caballero, venza a Don Quijote en un duelo, obligándole
entonces a regresar a su hogar.
- Tras delirar en sueños, don Quijote terminará
por reconocer sus locuras al despertar para, a continuación, morir en paz.
- Al día de hoy, Cervantes está considerado como
el autor más importante de España. En el 2002, el instituto Nobel eligió Don
Quijote como “el mejor libro del mundo”.
Resumen
El origen de
don Quijote
En una meseta
de España, llamada la Mancha, vive un avejentado hidalgo, algo pobre, llamado
Alonso Quijano. Su mayor ilusión es la selecta biblioteca que posee, que
incluye los mejores libros de caballería. Noches enteras se pasa leyendo el
noble hombre estas historias de aventuras. Y con sus amigos, el párroco y el
barbero, discute cuál de todos los caballeros es el mejor. En un momento dado,
después de que sus libros le hubieran impresionado profundamente, al hidalgo se
le ocurre la descabellada idea de meterse él mismo a caballero andante, quien, cabalgando
a través del país, luchará en defensa del derecho y la justicia. Puesto que
oficialmente ya no hay más caballeros, el hidalgo habrá de buscar y recuperar
en el cobertizo la vieja armadura de su bisabuelo, totalmente oxidada y
cubierta de moho, y confeccionarse él mismo un casco con visera de cartón. A su
quebradizo podenco Rocinante lo engalana a modo de caballo de batalla y,
finalmente, él mismo se hará llamar Don Quijote de la Mancha.
Armarse
caballero
A escondidas se
lanza don Quijote en busca de aventuras. Pero muy a su pesar no sucede nada.
Absolutamente nada. Entonces piensa que todo caballero, al menos así lo ha
leído, ha de tener una señora por cuyo honor ha de luchar. De ahí que pronto
decida hacer de una sencilla campesina del pueblo vecino su señora, a la que
llamará Dulcinea del Toboso. Aun así, hay otro pequeño aspecto que a don
Quijote le sigue planteando un problema: el hecho de no haber sido aún armado
caballero, de ahí que decida solventar dicho inconveniente lo antes posible. A
lo lejos vislumbra un castillo, al dueño del mismo y a dos bellas mujeres, si
bien, en realidad, se trata de una posada, de dos mozas y del posadero. A este
último don Quijote le pide que le arme caballero. Y el posadero, que encuentra
divertido al loco, acepta la petición.
“En un lugar de
la Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme, no ha mucho tiempo que vivía un
hidalgo de los de lanza en astillero, adarga antigua, rocín flaco y galgo”
Más adelante en
su camino, don Quijote ve a un pastorcillo que está siendo pegado por su señor.
De inmediato se lanza en defensa del supuestamente maltratado sin causa, a
pesar de que el amo le asegura que el joven no está más que recibiendo su justo
castigo por vago. Tras conseguir la liberación del muchacho, don Quijote se irá
cabalgando, mientras que el joven será golpeado de nuevo, por su señor. Más
tarde, el hidalgo se encontrará con una comitiva de comerciantes apresurados.
Tras darles el alto, don Quijote les obliga a que den testimonio ante el mundo
entero de que su señora, Dulcinea del Toboso, es la mujer más bella que exista.
Esta vez, en cambio, los comerciantes no solo no entrarán en el juego, sino que
incluso ofenderán a la dama. Completamente encolerizado, don Quijote comenzará
a blandir su lanza en el momento en que, desgraciadamente, su caballo tropieza
y cae con toda la armadura al suelo, recibiendo, además, el azote del látigo de
los viajeros. Inmóvil permanecerá don Quijote en el camino hasta que un
campesino, que casualmente pasaba por allí, le encuentra y le lleva de vuelta a
casa.
El escrutinio
de libros y la segunda salida
Ya en el hogar
serán sus empleados domésticos, una sobrina, el párroco y el barbero quienes
velarán por la salud del familiar y amigo. Todos achancan la responsabilidad de
lo ocurrido a sus novelas. De ahí que enseguida se apoderen de la biblioteca
para decidir qué libro ha de ser conservado y cuál quemado y construyan un muro
para cegar el acceso a la misma. Al despertar don Quijote le cuentan que un
mago ha hecho desparecer por obra de magia sus libros. El plan, sin embargo, no
puede salirles peor, ya que don Quijote pronto sospechará que detrás de todo
ello seguramente se halle su archienemigo, el mago Festón, y decida ponerse en
marcha de nuevo en busca de aventuras. En el camino se topa con Sancho Panza,
un campesino a quien hará su escudero. Gracias a sus grandes dotes de
persuasión y a la promesa de que lo primero que hará será nombrarle señor de
una isla, don Quijote logrará convencer al bonachón y, algo barrigón, campesino
de que cabalgue junto a él a lomos de su asno.
La batalla de
los molinos de viento
Apenas llevan
recorridas un par de horas que don Quijote dirá ver a un ejército de gigantes
frente a él. Sancho Panza se muestra perplejo pues él no ve más que una serie
de molinos de viento cuyas aspas giran por la acción del viento. No obstante,
don Quijote reprende a su escudero por no tener ni idea de aventuras
caballerescas. Dicho esto, y con la lanza en alto, arremete contra los
supuestos gigantes. Y pasa lo que tiene que pasar: don Quijote se engancha con
las aspas de un molino y sale por los aires disparado. Solo en ese momento se
da cuenta el caballero de que, en realidad, se trata de molinos de viento. No
obstante, afirmará que un mago malvado hizo desaparecer a los gigantes en un
abrir y cerrar de ojos en cuanto vio al hidalgo blandir su lanza.
“Oh tú,
quienquiera que seas, atrevido caballero, que llegas a tocar las armas del más
valeroso andante que jamás se ciñó espada! Mia lo que haces y no las toques, si
no quieres dejar la vida en pago de tu atrevimiento””.
Al día
siguiente don Quijote tendrá ocasión de mostrar de nuevo su valentía. Al ver
una carroza en la que viaja una joven, dos monjes y un par de jinetes, se hace
la idea de que se trata de un secuestro, auspiciado por dos magos. Y de nuevo
se lanza el hidalgo a la aventura: primero atacando y dejando inconsciente a
uno de los monjes y después, cerca de la carroza, luchando cuerpo a cuerpo con
uno de los jinetes, lo que le costará perder el casco y media oreja. A pesar de
todo, consigue vencer al combatiente y hace jurar a todos los presentes que
irán con Dulcinea del Toboso para informarle de su elogiosa hazaña.
Altercados
amorosos
Ambos andantes,
quienes se encuentran hambrientos, serán recibidos amablemente por un grupo de
pastores de cabras, quienes les curarán y alimentarán. Don Quijote comenzará
entonces a elogiar la edad dorada, en la que las personas convivían sin
discordia alguna y las mujeres eran honradas. Mientras, Rocinante se
encaprichará con dos yeguas nobles, para enfado de sus dueños, que no solo
apalearán al podenco, sino también al caballero y su escudero. Medio
inconscientes, consiguen llegar hasta una posada, que don Quijote vuelve a
tomar por un castillo, donde el posadero, su bella hija y una criada les cuidarán.
Al caer la noche, no obstante, vuelve a haber un incidente: Don Quijote
confunde a la criada, que había salido en busca de su amante, con la bella hija
del posadero, recibiendo acto seguido por ello nuevos palos.
El caballero de
la Triste Figura
Tras abandonar
la taberna con alguna que otra magulladura, don Quijote divisa la oportunidad
para una nueva batalla. Esta vez, en lugar de ver a las tropas del infiel
emperador Alifanfarrón y a las cristianas del rey Pentapolín, lo que Sancho
logra reconocer que no son más que rebaños de ovejas y carneros. A
continuación, don Quijote se dará a la batalla (del lado de los carneros
“cristianos”), acuchillando a varias ovejas y resultando ser atacado con hondas
por parte de los pastores. Al término de la contienda al caballero le faltarán
siete dientes por lo que Sancho decidirá llamarle Caballero de la Triste
Figura. Después de protagonizar otro incidente en el que don Quijote la toma
contra un cortejo fúnebre, Sancho Panza intentará por todos los medios mantener
a su caballero alejado de nuevas aventuras. Pero cuando su señor atisba el
mítico yelmo encantado de Mambrino, éste no hará más que abalanzarse sobre él.
De nuevo, al caballero se le escapa por completo el hecho de que en realidad
tan solo se tratara de un barbero que portaba su palangana de cobre sobre la
cabeza para protegerse de la lluvia. Del mismo modo se equivocará don Quijote
al liberar a un par de delincuentes que estaban siendo escoltados por guardias
reales hacia galeras. Tras la operación de rescate y como gesto de
agradecimiento los liberados la tomarán a pedradas con el caballero y robarán
el asno de Sancho.
Entre locos
Más adelante
ambos aventureros se encuentran en el camino con un hombre de aspecto
descuidado y medio desnudo, de nombre Cardenio, que les contará su historia
repleta de desgracias. Cuenta ser un “loco de amor”, que desde la infancia
lleva enamorado de la bella Luscinda. Dicho esto, a don Quijote le vuelve a
volar la imaginación: por honor a su Dulcinea desearía convertirse en su loco
de amor. Ante los ojos de su perplejo escudero comienza entonces a darse contra
las paredes y a pegar brincos en trapos ligeros. Tras derramar sus penas de
amor en una carta, don Quijote le pedirá a Sancho que se la entregue a
Dulcinea. Sin embargo, en el camino el escudero se encontrará con el cura y el
barbero, deseosos de que su amigo don Quijote regrese de nuevo a la aldea. Con
la ayuda de la campesina Dorotea, traman un plan, por el cual Dorotea, en el
papel de Infanta Micomicona, deberá atraer al caballero a casa. También Sancho
se inventa la historia de que ha estado con Dulcinea y que ésta ordena a don
Quijote que se presente de inmediato ante ella. Enseguida, todos ellos se
pondrán en marcha. Pero estando en una posada, don Quijote comenzará a deambular
y a imaginarse que dentro de unos barriles de vino hay unos gigantes que han
tratado mal a la infanta Micomicona. A continuación, el caballero inundará la
bodega con la sangre de los gigantes, mientras el dueño de la posada se
lamentará por la pérdida de todas sus reservas de vino.
Regreso y
tercera salida
En la taberna
sucederán múltiples cosas: Dos amantes se encuentran, un cristiano que escapó
de la cárcel relata su historia y a don Quijote le juegan una broma de mal
gusto, según la cual ha de quedar literalmente descolgado en el aire. Con la
ayuda de varios policías el cura y el barbero lograrán encerrar al loco en una
jaula, en la que maltrecho deberá realizar el trayecto de regreso a casa sobre
un carro tirado por bueyes. De vuelta en su alcoba el héroe será atendido por
el ama de llaves y su sobrina.
“-Mire vuestra
merced -respondió Sancho- que aquellos que allí se parecen no son gigantes,
sino molinos de viento, y lo que en ellos parecen brazos son las aspas, que,
volteadas del viento, hacen andar la piedra del molino””.
Un día, el
sabio Sansón Carrasco cuenta que ya se está escribiendo un libro sobre las
aventuras de don Quijote, lo cual renovará las ganas del caballero y su
escudero de vivir nuevas aventuras. Sobre todo, porque hasta el momento el
final de su historia no ha sido de lo más elogioso. En completo sigilo juntos
abandonarán la aldea para, finalmente, rendirse ante Dulcinea del Toboso. Dicho
plan lo no le hará mucha gracia a Sancho, pues al final nunca llegó a visitar a
la dama de su señor. Por esa razón el escudero imaginará una artimaña
consistente en arrodillarse ante tres labradoras, asegurando que son la bella
Dulcinea con un par de mozas. Esta vez, en cambio, será don Quijote el que tan
solo reconozca el rostro de una campesina desaliñada. Pero le sigue el juego y
se entristece pues, claramente, piensa que un mago le ha hechizado.
“...Que
volverse loco un caballero andante con causa, ni grado ni gracias. El toque
está en desatinar sin ocasión y dar a entender a mi dama que, si en seco hago
esto, ¿Qué hiciera en mojado”?
En otra
ocasión, don Quijote se enfrentará al Caballero del Bosque, logrando vencerle.
Tras la máscara del otro caballero se oculta Sansón Carrasco, quien, sin éxito,
intentaba de esta forma hacer que don Quijote regresara a casa. También un
encuentro con dos leones, que estaban siendo trasladados a Madrid por un par de
domadores como regalo al rey, discurre sin mayor altercado. Ambos animales, que
estaban completamente saciados, ni siquiera mirarán al caballero cuando este
les reta a batirse en duelo. Semejante pasividad es interpretada por don
Quijote como una clara victoria y decide a partir de ese momento llamarse
asimismo el Caballero de los Leones.
En la corte
ducal
Al asistir a
una boda, donde se le permite bajar a una cueva encantada, don Quijote
comenzará a tener visiones absolutamente locas; desde evitar una guerra por
culpa de un asno extraviado a confundir una obra de títeres con la realidad.
Finalmente, caballero y escudero terminarán en la corte de una aburrida pareja
de duques, los cuales ya conocían la historia de la original pareja al ya haber
sido ésta escrita. Con el fin de divertirse un poco, los duques enredarán a don
Quijote y a Sancho Panza en una serie de situaciones espeluznantes,
inventándose historias muy parecidas a las leídas en el libro. Y, para su gozo,
caballero y escudero picarán. Con el fin de liberar a Dulcinea de su hechizo
Sancho habrá de infligirse 3.300 latigazos. Después, junto a don Quijote,
deberá galopar con los ojos vendados sobre un caballo de madera, al que los
duques habrán atado petardos. A Sancho le será ofrecido el cargo de
lugarteniente de Barataria, desde el que, para sorpresa de todos, emitirá
sentencias realmente sensatas. Finalmente, el escudero decidirá renunciar al
puesto para, en cambio, proseguir al lado de su señor.
Regreso y
muerte
Al atravesar un
bosque, una banda de ladrones asalta a la pareja de aventureros. Su cabecilla,
Roque Guinard, se revelará como noble ladrón, ofreciéndose a escoltar al
caballero y a su escudero hasta Barcelona. Ya en la playa de esa ciudad tiene
lugar un torneo entre don Quijote y el Caballero de la Blanca Luna, que, de
nuevo, se tratará de un enmascarado Sansón Carraco. Esta vez, en cambio, don
Quijote es vencido y hecho jurar que habrá de regresar a casa y no salir de
allí en un año. De vuelta en el hogar, el caballero padecerá una serie de
fiebres delirantes, de las que despertará siendo de nuevo Alonso Quijano. Este
no sólo condenará sus propias locuras, sino que, además, renunciará
definitivamente a sus novelas de caballería para morir después en paz.
Acerca del
texto
Construcción y
estilo
Las más de mil
páginas de la novela de Cervantes se articulan en dos grandes partes: la
primera de ellas, de 1605, está compuesta de 52 capítulos, mientras que la
segunda, de 1615, contiene otros 74 episodios. La estructura de la obra está
predeterminada por las tres salidas que Don Quijote realiza. Tras una primera
introducción, donde se describe la transformación de Alonso Quijano en don
Quijote, el héroe se lanzará solo en su primera y corta salida (capítulos 2 al
5). El episodio del escrutinio de libros (capítulo 6), en el que los amigos de
Alonso deciden limpiar su “dañina” biblioteca, así como tapiar el acceso de la
misma, se presenta a modo de intermedio. La segunda salida la realiza don
Quijote con Sancho Panza (capítulo 7 a l 52), al igual que la tercera
(capítulos 8 al 72 de la segunda parte de la obra). Entre ambas salidas vuelve
a haber un añadido, en el que los héroes meditan sobre sus propias aventuras,
así como del libro que las narra. El final lo constituyen la vuelta a la
cordura de Don Quijote y su muerte (capítulos 73 y 74 de la segunda parte). La
narrativa de la novela es diversa, pues en ella se dan lugar distintas voces:
Don Quijote y Sancho Panza mantienen diversos diálogos y monólogos, mientras
que otros personajes aportan relatos, episodios e historias. Don Quijote se
presenta como una novela universal, en la que la a la gran variedad de temas
(el elogio al amor, los discursos religiosos y filosóficos, entre otros
tópicos), y diversidad de estilos de escritura (chistes, farsas, novela
picaresca, romances y lírica) se les unen todas las clases sociales que en ella
aparecen. Todo ello hace que la novela sea una mezcla cambiante entre lo alto y
lo bajo, la comedia y la tragedia.
Enfoques
interpretativos
Don Quijote es
una novela sobre la lectura y la literatura, así como sobre los efectos de una
fantasía desenfrenada: el héroe confunde la ficción de sus novelas de
caballería con la realidad, vive su deseo de convertirse en caballero, y se
construye su propia realidad, en la que las posadas se convierten en castillos
y los molinos de viento en gigantes.
En su
biblioteca don Quijote alberga las mejores novelas de caballería de su época.
La más valiosa de todas ellas es la que narra las aventuras del caballero
andante Amadís de Gaula, de Garcí Ordoñez de Montalvo.
Don Quijote es
una parodia de novela de caballería, en la que Cervantes reflexiona acerca del
esquema de literatura caballeresca, exagerando, además, la figura del caballero
(que ve aventuras donde no las hay), hasta llevarla a extremos absurdos.
Cervantes es un
maestro de la metanovela: sus figuras literarias discuten entre sí acerca de
otras obras literarias, hasta el punto de construir refinadas metalepsis
(mezcla de los niveles de realidad) cuando, por ejemplo, estando en la
biblioteca de don Quijote el cura encuentra una obra anterior de Cervantes y
afirma que el autor es un buen amigo suyo.
En la segunda
parte de la novela, de 1615, Cervantes pondrá en varias ocasiones el énfasis en
los plagios a su novela, haciendo leer a don Quijote “sus propias historias”
relatadas en ediciones piratas, a las que tachará de impertinentes, triviales y
falsas.
Los nombres de
los personajes de novela tienen un significado claro: Don Quijote proviene del
quijote, una parte de la armadura destinada a proteger el muslo. Rocinante hace
alusión a un caballo de poca alzada. Sancho significa bobo, aunque también al
mismo tiempo astuto, y Panza se refiere a la barriga o la panza.
Antecedentes
históricos
Auge y caída
del imperio español
Desde el siglo
VIII España estuvo bajo dominio moro (una población mezcla de árabe y bereber
del norte de África). Al norte de la península ibérica se formarán rápidamente
una serie de reinos cristianos (León, Castilla, Aragón y Navarra), que
combatirán al ocupante musulmán. En varios episodios de su novela, Cervantes se
referirá al conflicto entre los habitantes moros y cristianos. La Reconquista,
o recuperación de la península ibérica, comenzará en el siglo X y acabará con
la toma de Granada por parte de los Reyes Católicos el 2 de enero de 1492,
poniendo fin a siglos de dominio musulmán. Poco después, musulmanes y judíos
serán expulsados del país u obligados a convertirse.
El ascenso de
España como reinado unido a imperio había tenido lugar poco antes, facilitado
por el matrimonio entre la heredera de Castilla y León, Isabel I, con el de
Aragón, Fernando II. Ambos monarcas financiaron la expedición de Cristóbal
Colón a las Indias, consiguiendo este último descubrir para los españoles gran
parte del continente americano. Tanto el imperio inca como el azteca fueron
destrozados.
Bajo el reinado
de Carlos I de España y V de Alemania la influencia de España logró expandirse
con territorios heredados en Italia, América, Borgoña, Países Bajos y Austria.
Con Felipe II comenzó en 1556 el lento declive de España. Causa de ello fue el
apoyo de Inglaterra a las guerras de independencia de los Países Bajos, siendo
la Armada Invencible española derrotada por una emergente potencia marítima
inglesa bajo el reinado de Isabel I. Con los acuerdos de paz Felipe III intentó
salvar lo que aún se pudo salvar. Pero, a partir de ese momento, España
comenzará a perder poco a poco su lugar como potencia de primer rango.
Irónicamente, en ese mismo periodo tendrá lugar la época conocida como Edad de
Oro de la literatura española: junto a Miguel de Cervantes fueron los
dramaturgos Lope de Vega y Calderón de la Barca, en concreto, quienes
encarnaron dicha época literaria.
Origen
La novela,
considerada como una de las mejores novelas de la literatura mundial, le debe
su origen a la mala suerte personal de su autor. Trabajando como recaudador de
impuestos en Granada y Málaga Cervantes fue acusado de malversación de fondos y
enviado a la cárcel. Fue en la prisión de Argamasilla, en plena meseta
manchega, donde, a sus 58 años, el autor comenzó a escribir Don Quijote. Tras
finalizar la primera parte del mismo tuvo Cervantes que buscarse un editor.
Finalmente será Francisco Robles quien acepte de mala gana la obra, si bien
sólo adquirirá los derechos de autor para Castilla. Puesto que de inmediato la
obra fue un éxito, Cervantes hubo de asegurarse los derechos de autor para el
resto de las regiones españolas y Portugal. Y era más que necesario, pues al
año de su primera publicación ya circulaban ediciones no oficiales del Quijote.
Mientras que
las clases populares adoraban la obra, las altas la odiaban: los nobles tomaron
a Cervantes como a una mala difamación de las novelas de caballería, y poetas
de la misma época como Lope de Vega menospreciaron su éxito. En tan solo tres
años fueron publicadas en España siete ediciones, en 1608 aparecieron las
primeras traducciones. Mientras tanto, Cervantes había comenzado a escribir
nuevas obras, en las que ya insinuaba que planeaba una continuación de su éxito
de ventas. Sin embargo, un año antes de que en 1615 la lograra finalizar se le
coló un tal Avellaneda, el cual, para disgusto de Cervantes, publicó una falsa
continuación de Don Quijote. Como consecuencia, este último decidió dar un
impulso a la segunda parte de su propia novela, consiguiendo publicar la
tercera salida y muerte de Don Quijote a finales de 1615.
Resonancia
histórica
Por desgracia,
nunca consiguió Cervantes transformar el enorme éxito de su novela en monedas
contantes o, mejor dicho, saber mantener las ganancias de forma duradera. Sin
embargo, eso no perjudicó a la fama de su héroe: Don Quijote se convirtió en un
mito. La expresión “enfrentarse a las aspas del molino” arraigó como dicho en
la lengua coloquial. Asimismo, Don Quijote influyó en la novela europea a todos
los niveles. Más de 700 ediciones albergan traducciones a todos los idiomas
modernos.
Un famoso
imitador de Miguel de Cervantes fue el escritor Gustav Flaubert: Su Madame
Bovary (1857) confunde, como don Quijote, el amor de novela con la realidad.
Las innumerables escenas y acontecimientos de la novela lograron inspirar a
artistas como Gustav Doré, Honoré Daumier, Alfred Kubin o Pablo Picasso para
sus ilustraciones. También existen adaptaciones musicales: Óperas de Giovanni
Paisiello, Jules Massenet y Manuel de Falla, así como una sinfonía de Richard
Strauss. El musical El hombre de la Mancha (1965), de Mitch Leigh, se ha
convertido en un clásico del teatro musical. En su posterior adaptación al cine
la actriz Sofía Loren interpreta a Dulcinea del Toboso, mientras que Peter
O’Toole encarna a Don Quijote. Otra docena de adaptaciones al cine dan
testimonio también de la inmensa popularidad del material del “mejor libro del
mundo”.
Sobre el autor
Miguel de
Cervantes Saavedra nació en 1547 en la ciudad universitaria de Alcalá de
Henares y fue el cuarto de siete hijos. Ya de joven abandona la casa de sus
padres para, poco después, tener que huir de la justicia española debido a un
combate a duelo. En 1568 publica sus primeros poemas. Al servir en la Marina
española en 1571, participa en la famosa batalla de Lepanto contra los turcos
resultando herido en la mano izquierda, por lo que a partir de ese momento se
le conocerá como el manco de Lepanto, y habrá de apañárselas en la vida con un
solo brazo. En 1575 el barco en el que servía Cervantes es capturado por
piratas, quienes le arrastrarán cautivado hasta Argel. Solo cinco años más
tarde, logrará la Orden de los Trinitarios pagar su liberación. De vuelta en
España Cervantes decide concentrarse en la escritura, si bien el público
rechazará sus dramas. En 1584 se casa, más por razones económicas que por amor,
con Catalina de Salazar, 18 años más joven que él, y juntos se instalan a vivir
en Toledo. Con la publicación de la novela pastoril Galatea, Cervantes obtendrá
un breve éxito literario y económico. Pero el dinero se le irá entre los dedos
y por ello decide volver a la Marina donde ejercerá de comprador de grano y
aceite para la Armada española. En 1594 Cervantes es nombrado recaudador de
impuestos en Granada y Málaga. Tras ser acusado de malversación de fondos en
1597 terminará en la cárcel, donde comenzará a escribir Don Quijote. La obra,
que será publicada en 1605, dotará más tarde al autor de enorme fama. En 1615
se publica la segunda parte de la novela, y un año más tarde, el 22 de abril de
1616, Cervantes murió en Madrid.